El coreano

Los tres nos quedamos atónitos. La escasa iluminación de la sala de enfrente nos intimida. Al cabo de unos segundos Mee Chi vuelve su mirada hacia mí. Miss Potter también. ¿Por qué me miran tanto? No tengo la menor intención de ser el primero en entrar. Esto parece sacado de “El nombre de la Rosa”. No me extrañaría ver aparecer a Guillermo de Baskerville, con su traje de franciscano y a su ayudante Adso de Melk. Bueno, sí que me extrañaría un poco. Y me daría un buen susto.
.......Mee Chi intuye mis pensamientos. Suspira, sonríe y de un fuerte manotazo me empuja hacia adentro. ¡Joer con las orientales! Menos mal que son famosas por su aplomo.
.......Una vez en el interior echo un vistazo. No hay nadie. Me tranquilizo un poco. Definitivamente tengo que dejar de ver tantas películas de terror. A continuación me acerco al cofre, estiro las mangas de mi suéter para utilizarlas como guantes y levanto la tapa. Mantengo mi cuerpo alejado todo lo posible, por si acaso.
.......Nada. No pasa nada insólito. Me quedo decepcionado. En el interior no hay ni espíritus siniestros, ni monstruos. Sólo un cuaderno. Viejo, desgastado, sucio. En una esquina de la cubierta aparece el código CRU8659. ¡Por fin! Lo cojo con cuidado. Más de la mitad de las páginas están llenas de letras y símbolos manuscritos. No reconozco el idioma.
.......—¡Es coreano! —dice de repente Mee Chi que, mientras tanto, se ha colocado a mis espaldas y mira el cuaderno por encima de mi hombro.
.......Me vuelvo hacia ella. Me da miedo hacerle la siguiente pregunta. Tal vez porque ya conozco la respuesta.
.......—Y tú hablas coreano, ¿verdad?
.......—Sí.
.......Suspiro tres veces seguidas. Mee Chi me quita el cuaderno.
.......—Es un diario —dice mientras hojea las páginas—, es el diario de un hombre que hizo un pacto con el diablo. Un pacto que duró siete días.
.......Toso. Con fuerza. Le arranco el cuaderno de un estirón. Paso las páginas deprisa. No sé porque lo hago, si no hablo coreano.
.......—¡Tradúceme esto por favor! —le digo y le indico un fragmento de la última página.
.......Mi traductora personal “coreano-español /español-coreano” necesita unos minutos para descifrarlo. Minutos muy largos. Yo recorro unas treinta y siete veces el espacio entre la mesa y la pared. Cuatro pasos a la ida, cuatro a la vuelta.
.......—Aquí el autor relata las horas que preceden su encuentro con el demonio —explica Mee Chi finalmente—. Parece que se arrepintió de su pacto e intentó librarse.
.......—¿Y? ¿Lo consiguió?
.......—No sé. La narración se interrumpe en seco.
.......Mi corazón empieza a funcionar de forma irregular, dos latidos fuertes uno débil, dos fuertes, uno débil... Necesito aire.
.......¿Podemos llevarnos el cuaderno? —pregunto a Miss Potter y junto las manos para suplicarle—. ¿Podemos?
.......—Depende —contesta la anciana—. Tengo hambre, ¿alguien me invita a comer?
.......¡Joer!

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